Magister Mundi sum! [Soy el Rey del Mundo!]

“…Ab imo pectore”

—Imperio Romano

* * *

Que quiere decir, con todo mi corazón. Y aún no especulamos más sobre el tema porque… aún no he colgado nada, y lo que llevo escrito no da muestras de que esa frase tenga doble sentido (risitas).

A continuación dejo una escena corta, para matar el tiempo.

* * *

De acuerdo, ¡de acuerdo!

Llegaba tarde, llegaba muy tarde. Demasiado incluso para su canon. Lo indecible para quién le esperaba.

Lo iba a matar. Estaba seguro.

El reloj de Sol marcaba más de las doce y había quedado en que se vieran hacía una hora. Seguramente él estuviese esperando en el puerto. Dioses. Por Júpiter, Juno y Minerva.

Justo hoy tenía que quedarse dormido. Justo el día que él pisaba Roma por primera vez.

Se había vestido todo lo rápido que había podido, coturnos incluidos –bastante mal abrochados, todo había que decirlo-, es por quizá que no se molestó en siquiera mirarse en ninguna parte ni pedir impresión. Por que salió escopetado por la vía principal, atravesando el foro y el mercado, hasta llegar a su punto de encuentro.

Vio su navío, majestuoso. Un trirreme espectacular. Y a él. Opacando la magnificencia de tal buque. Se detuvo a recuperar el aliento bajo su mirada, sabiendo que disculparse sería inútil.

Cartago no sobrellevaba muy bien los retrasos. Pero por alguna razón, ahora mismo le miraba… extrañamente divertido y curioso.

—Cartago, yo… —empezó a decir antes de que le cayera la bronca encima.

Sin embargo, él cortó sus palabras y no del modo que Roma se había imaginado.

— ¿Llevas una arruga en la toga o es que te alegras de verme?

¡¿AH?!

Roma se quedó en silencio, masticando esa pregunta tan… . Hasta que miró sobre sí mismo hacia abajo y se le subieron los colores.

Dioses, ¿por qué tenía que ser tan idiota?

* * *

Y lo dejo a libre interpretación. Porque ya saben, ¿serán las prisas? ¿O es que no tuviste demasiada marcha anoche?

Ave, camaradas!